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¿Es difícil aprender a dibujar?

El problema no es saber dibujar bien o no, sino saber integrar toda una serie de habilidades en una habilidad global que nos permita observar y ver más allá del que vemos con nuestros ojos y que llega a nuestro cerebro. El hecho de dibujar no es difícil, el que puede resultar complicado es el hecho de ver y cambiar la manera en que observamos las cosas. Aprender a dibujar requiere aprender a ver y cambiar la manera de observar las cosas.

Ofrecer varias situaciones de dibujo y expresión gráfica a los alumnos de parvulario es algo muy interesante y beneficioso para el desarrollo de sus capacidades comunicativas. Para llegar a comunicar es necesario tener espacios para poder llevar a cabo el proceso de creación y encontrar una manera de decir.

Cómo aprenden los niños a dibujar

Los niños con mucha iniciativa y capacidades de representación disfrutan enormemente de estas ocasiones y hacen trabajos muy ricos y creativos. Pero hay otros niños a los que les resulta un gran esfuerzo porque no tienen esta facilidad y de su imaginación no sale nada sin las orientaciones de un adulto. Estos últimos alumnos pueden llegar a bloquearse bastante cuando se enfrentan a un dibujo.

Ante esta situación hay que plantearse si puede resultar interesante ofrecer modelos de dibujo a los niños o no. Nos tendremos que preguntar: ¿Si los enseñamos a hacer un dibujo de una determinada manera nos arriesgamos a condicionar y frenar su imaginación y creatividad o bien, en realidad, los estamos dando herramientas y ayudante a encontrar su “manera de decir”?

La discusión está abierta. Yo me decanto por no tener muchas manías a la hora de darles modelos, siempre que no abuseamos: los niños que son buenos comunicándose plásticamente, interiorizarán el modelo pero serán capaces de dar su toque personal, coger aquello que los interese, añadir mil detalles y dejar de banda el que no los guste; en cambio, los niños más inseguros, aquellos que sienten que aquello que ven claramente en su imaginación es una cosa casi imposible de representar con el trazo en un papel, tendrán una herramienta que los ayudará a hacer un dibujo que los otros apreciarán, se verá reforzada la confianza en los suyas capacidades y, despacio, se irán sintiendo capaces de aventurarse a crear sin modelos.

Si el modelo lo pueden tomar como una orientación para elaborar una composición a su aire, les dará seguridad si la necesitan. Si el modelo lo tienen que reproducir fielmente en una propuesta cerrada e igual para todos los alumnos, se convertirá en una realización monótona sin cabida de la expresión personal y un estereotipo. En todo caso el modelo no es el problema.