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¿Se puede considerar al cine porno como arte?

Hace unos años, un usuario de la red social Facebook fue bloqueado por la administración de la plataforma. Cada día ocurren miles de casos así, por los motivos más variados, normalmente por contravenir las normas de la propia red social. Hay bloqueos por insultos, por acoso, por spam, y también por subir contenido inapropiado. Este último concepto representa al caso que nos atañe, ya que el usuario no tuvo mejor idea que colocar en su muro una imagen sexualmente explícita. Al tener acceso también los menores a la plataforma, Facebook es muy tajante con este tipo de contenido, y lo borró de inmediato, castigando al usuario. Solo que la imagen no era, como muchos estarán imaginando, una fotografía pornográfica. Ni siquiera la portada de una revista masculina donde una chica expusiera su cuerpo sin rubor. Se trataba de una reproducción del famoso cuadro El Origen del Mundo, del artista francés Gustave Courbert. Una pintura considerada de forma unánime como obra maestra, que de hecho se encuentra expuesta en el Museo D´Orsay, seguramente el segundo en importancia de París.

El problema con esta obra es que más allá de su carácter estético, que también es evidente, representa algo para lo que parece que todavía no estamos preparados: un cuerpo femenino desnudo y explícitamente expuesto. No estamos hablando de una Venus, ni siquiera de una maja desnuda como las que pintaba Goya. Courbert, como muchos otros pintores franceses de su época, estaba obsesionado con el erotismo y el sexo, y lo trasladó sin miramientos a esta obra. Un primer plano bastante gráfico de la vagina de una mujer, con un look púbico muy al estilo de la época. El nombre del cuadro, por supuesto, tomaba una nueva dimensión al tenerlo delante. La vagina es efectivamente el origen del mundo, de la vida humana, el primer umbral que traspasamos para llegar aquí. En su momento, la obra de Courbert ya generó bastante polémica, llegando algunos a afirmar que más que arte, aquello era simple pretensión sexual. La pornografía todavía no se había desarrollado, pero más de un siglo después, esas mentes conservadoras todavía ven porno donde otros solo encuentran belleza y arte. Y es que, ¿es posible conjugar ambos conceptos, porno y arte, para unirlos en una misma experiencia sensitiva?

Una industria paralela al séptimo arte

Hemos comenzado hablando de un caso muy particular para partir desde ahí a algo mucho más general. La concepción de la pornografía, en todos sus estilos, como parte de un arte mayor. La pintura, la literatura y por supuesto, el cine, han sido imbuidos por esas obras de sexo explícito, que en muchas ocasiones son denostadas precisamente por su baja calidad. Se afirma que la pornografía solo busca la excitación del espectador, que las escenas porno están grabadas solo con ese cometido. Y es algo que no podemos negar en la mayoría de ocasiones, puesto que no encontramos apenas historia o diálogos que desarrollen una parte más emocional o profunda en estas películas. Sin embargo, su aspecto estético sí que es evidente, nos guste más o menos. Y el cine porno forma parte del séptimo arte, aunque sea de forma paralela. ¿Hay películas comerciales igual de “vacías” que un filme porno, y que además fallan en obtener el resultado esperado en el público? ¿Se las puede considerar arte, entonces?

¿Qué nos aporta el porno?

Al hablar de cine porno estamos refiriéndonos a todas aquellas películas, cortos o escenas que contienen sexo explícito en cámara. Deberíamos añadir, de hecho, que la principal función de esas grabaciones es excitar al espectador, generar en él un deseo sexual intenso. El porno es provocación, es transgresión, pero la ingente producción de películas en la era digital ha hecho que también sea bastante previsible. Una contra de la que igualmente adolecen las películas de Hollywood de hoy en día, convertidas en productos manufacturados por una industria que solo busca el beneficio. Cuando el dinero entra en juego, cuando el arte se convierte en algo industrial, basado en algoritmos y decisiones que se encaminan a ganar cuanto más mejor, muchos opinan que deja de ser arte. Ocurre con la música, con el cine, con la literatura y con cualquier otra disciplina.

El mundo en el que vivimos es así y aun hay todavía artistas que han conseguido aprovechar ese impulso industrial para llevar a cabo sus obras. Nadie puede negar que Spielberg, Stephen King o Paul –McCartney no sean artistas, creadores excelsos de obras maravillosas. Todos ellos viven dentro del sistema y han aceptado sus reglas. ¿Se puede ver el porno de la misma manera? El tabú del sexo nos hace fruncir el ceño ya de primeras cuando hablamos de este género, que es más bien un universo entero de diferentes categorías dentro de un mismo tipo de cine. El porno aporta emoción en el ser humano, aunque sea instintiva. Ese deseo, esa excitación, es algo que no muchas obras pueden generar en nosotros. Además, suele ser estéticamente bello porque busca precisamente agradar al espectador. Directores de porno actual conocen los fundamentos de la fotografía, el encuadre y la iluminación para crear escenas bellísimas, más allá de su contenido pornográfico.

¿Qué debe ser arte?

Esta pregunta es aún más complicada de responder que la anterior. Y es que el concepto de arte no es absoluto, ni ha quedado varado en el tiempo como algo invariable. El arte, en realidad, ha evolucionado con la propia cultura, con la propia sociedad y el mundo que jamás frena. Para muchos, las pinturas vanguardistas de principios del siglo XX no eran arte, aunque Picasso sea considerado hoy en día como un genio. Cuando Chuck Berry o Jerry Lee Lewis comenzaron a hacer rock and roll, aquella música era bazofia para los que venían de los géneros serios. Las películas de Marvel, que recaudan millones en todo el mundo y entusiasman a una horda infinita de fans, son menospreciadas por los “cineastas de verdad”. El arte se ve como un concepto de gente con ínfulas, ligado a la creación por sí misma, sin depender de expectativas, industrias ni nada parecido.

Definir este concepto es casi imposible, pero podríamos ceñirnos a lo más básico y afirmar que el arte es, en realidad, todo aquello que genera una respuesta emocional en el espectador. Debe atenerse también a ciertas normas estéticas que han ido perfilándose a través de los siglos, o de las décadas en el caso del cine. Debe tener un contenido profundo y hablar sobre alguno de los temas universales más célebres: el amor, la muerte, la soledad, el miedo… o el deseo. El arte debería definirse por sí mismo, pero en una sociedad como la nuestra esto es cada vez más complicado porque cada cual tiene una visión diferente de lo que es arte. Confundida en muchas ocasiones con su propio gusto personal y subjetivo, una barrera que muchas veces dificulta el llegar a un punto de encuentro. Así ocurre con el porno, al menos, con ciertas producciones. Van más allá del simple encuentro sexual explícito para aportar algo estético, humano, algo con lo que podamos empatizar. No todas las películas son así, pero ese cine porno existe, y tal vez sea el punto de partida de un arte mayor.